Situémonos:
En el momento en que entramos a ver una representación teatral y nos colocamos en la localidad, existe una convención tácita entre los que allí nos hemos congregado.
Todos sabemos que lo que va a aparecer a continuación en escena es #Ficción. El que muere, no muere de verdad, etc. Son personas que juegan unos roles muy bien, pues son actores, actrices, y con su cuerpo, movimiento, inteligencia, dan vida durante un par de horas o a veces más, al personaje que encarnan (me encanta esta palabra, lo transmite perfectamente, EN-CARNE, el actor le da entidad física al personaje que hay en el papel).
¿Verdad que sí?
Saber que estamos viendo una ficción nos evita saltar al escenario a intervenir cuando un personaje insulte o ataque a otro, pues sabemos que es una historia que nos están contando, por lo tanto sentimos intensas emociones, y nos mantenemos en nuestra butaca. Pero la vivencia es profunda, aprendemos mucho de lo que como espectadores presenciamos.
El teatro no sólo "entretiene". El teatro es una invitación también a profundizar, a cuestionarnos verdades hasta ahora intactas.
Intencionalmente o no, los autores de teatro nos llevan a lugares internos propios, nos hacen resonar con lo que sucede en escena, nos plantean dilemas que quizá nunca tuvimos que afrontar, y otras veces sí.
El teatro remueve, la ficción ayuda, la ficción tiene un papel importante en nuestras vidas.
Nos transporta lejos de nuestras preocupaciones diarias por unas horas, y también nos transporta al centro de nuestro alma, a donde la luz de la consciencia a veces no ha llegado.
En un grupo de crecimiento en donde utilizamos el teatro como herramienta, la Ficción que creamos, con los personajes, con las historias que improvisamos, nos lleva a esa profundización, a ese conocimiento mayor que da el situarse encarnando a otro ser, con sus circunstancias, su historia, sus problemas.
Siendo un ejercicio de ficción, podemos entrar con facilidad a encarnar a un viejo pirata cansado de la vida, o quizá a ser Bob Esponja que no encuentra amigos para jugar, esos personajes nos ayudan a encontrarnos con nosotros mismos. Pero le quitan dureza a ese momento tan difícil de verse uno tal cual es.
A través de un personaje insospechadamente me puedo descubrir, y aprender facetas ocultas de mi personalidad.
A través de la ficción puedo vivir estados y conductas que nunca me permito actuar desde mi identidad de ciudadano de a pie.
La ficción, nos transporta suavemente, fácilmente, a nuestro YO real, el que espera ser descubierto.
Gracias a todos los autores/as, actores, actrices, personajes de ficción habidos y por haber, gracias a los que siguen defendiendo el papel del teatro en la mejora de esta sociedad, de todos nosotros.
lunes, 15 de febrero de 2016
La ficción que te ayuda a crecer
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fantasía,
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Teatro Terapéutico
Desde 1999 dedicada a la Formación Permanente para Adultos en Softskills, y Formadora de Formadores.
Desde 2004 psicóloga en consulta privada, y conductora de grupos de crecimiento personal a través de técnicas teatrales y artísticas.
Formada en Gestalt, Coaching para psicólogos, Teatro Terapéutico, Terapia Familiar Sistémica, Terapia Narrativa del trauma, Mindfulness, Entrevista de Motivación, Análisis Funcional de Conducta, EMDR.
Finalizando Postgrado psicología clínica con infancia y adolescencia en UJI (Castellón)
Miembro de Grupos de Trabajo del colegio oficial de psicología de la C Valenciana (Trauma y disociación, Psicoterapia Feminista)
Docente en el Máster de Teatro Aplicado de la UVEG (Valencia)
Miembro de la Asociación de Psicología y Psicoterapia Feminista (Ámbito Nacional)
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