lunes, 15 de febrero de 2016

La ficción que te ayuda a crecer

Situémonos:

En el momento en que entramos a ver una representación teatral y nos colocamos en la localidad, existe una convención tácita entre los que allí nos hemos congregado.

Todos sabemos que lo que va a aparecer a continuación en escena es #Ficción. El que muere, no muere de verdad, etc. Son personas que juegan unos roles muy bien, pues son actores, actrices, y con su cuerpo, movimiento, inteligencia, dan vida durante un par de horas o a veces más, al personaje que encarnan (me encanta esta palabra, lo transmite perfectamente, EN-CARNE, el actor le da entidad física al personaje que hay en el papel).


¿Verdad que sí?

Saber que estamos viendo una ficción nos evita saltar al escenario a intervenir cuando un personaje insulte o ataque a otro, pues sabemos que es una historia que nos están contando, por lo tanto sentimos intensas emociones, y nos mantenemos en nuestra butaca. Pero la vivencia es profunda, aprendemos mucho de lo que como espectadores presenciamos.
El teatro no sólo "entretiene". El teatro es una invitación también a profundizar, a cuestionarnos verdades hasta ahora intactas.
Intencionalmente o no, los autores de teatro nos llevan a lugares internos propios, nos hacen resonar con lo que sucede en escena, nos plantean dilemas que quizá nunca tuvimos que afrontar, y otras veces sí.
El teatro remueve, la ficción ayuda, la ficción tiene un papel importante en nuestras vidas.
Nos transporta lejos de nuestras preocupaciones diarias por unas horas, y también nos transporta al centro de nuestro alma, a donde la luz de la consciencia a veces no ha llegado.


En un grupo de crecimiento en donde utilizamos el teatro como herramienta, la Ficción que creamos, con los personajes, con las historias que improvisamos, nos lleva a esa profundización, a ese conocimiento mayor que da el situarse encarnando a otro ser, con sus circunstancias, su historia, sus problemas.

Siendo un ejercicio de ficción, podemos entrar con facilidad a encarnar a un viejo pirata cansado de la vida, o quizá a ser Bob Esponja que no encuentra amigos para jugar, esos personajes nos ayudan a encontrarnos con nosotros mismos. Pero le quitan dureza a ese momento tan difícil de verse uno tal cual es.
A través de un personaje insospechadamente me puedo descubrir, y aprender facetas ocultas de mi personalidad.
A través de la ficción puedo vivir estados y conductas que nunca me permito actuar desde mi identidad de ciudadano de a pie.

La ficción, nos transporta suavemente, fácilmente, a nuestro YO real, el que espera ser descubierto.

Gracias a todos los autores/as, actores, actrices, personajes de ficción habidos y por haber, gracias a los que siguen defendiendo el papel del teatro en la mejora de esta sociedad, de todos nosotros.